Lo que realmente sabemos (y lo que no) sobre la denuncia a AstraZeneca y los trombos causados por la vacuna del covid

A nivel científico, no hay ninguna novedad. A nivel regulatorio, la decisión británica puede tener consecuencias

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En los últimos días, varios medios se han hecho eco de que "AstraZeneca admite que su vacuna contra el COVID-19 puede puede provocar efectos secundarios como la trombosis". En concreto, hablamos de trombos. Y, más allá del titular y la historia, no deja de llamar la atención que sea noticia algo sobre lo que corrieron ríos de tinta durante todo el año 2021.

¿Por qué se vuelve a hablar de la vacuna de Oxford y su relación con la trombosis?

Un juicio en Reino Unido. El origen de todo esto está en un reportaje del Daily Telegraph. En el Reino Unido, la farmacéutica se enfrenta a una demanda colectiva que asegura que la vacuna causó la muerte y/o lesiones graves a 51 casos en todo el país. La demanda está siendo estudiada en los tribunales británicos y, en caso de estimarse, se calcula que los daños y perjuicios serán de unos 100 millones de euros.

En ese contexto, el Telegraph explicaba que AstraZeneca habría reconocido que, en algunos casos muy raros, ese efecto secundario podía darse. Según el periódico, es la primera vez que lo hace en sede judicial. Sin embargo, lleva años en el prospecto.

Sin embargo, es algo que se discutió mucho. Y que, de hecho, hizo que se cambiaran las recomendaciones en torno a la vacuna. En marzo de 2021, poco después de que se empezara a inmunizar masivamente, salieron a la luz los primeros casos de trombosis en los senos venosos. Y durante esos meses, el problema se discutió y se investigó a fondo.

La conclusión final de las distintas administraciones sanitarias fue que, aunque no se podía determinar el mecanismo por el que la vacuna los provocaba, sí "estaba claro que algún vínculo con la vacuna parecía existir". Eso impulsó que se concentrara su uso en personas mayores (donde el problema tenía menor incidencia) y que se abortaran estudios como el que probaría la vacuna en niños.

Y, pese a eso, se siguió usando la vacuna de forma masiva. El motivo, como explicaba Marco Cavaleri, jefe de estrategia de vacunas de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA), es que los riesgos seguían sin superar a los beneficios. 

¿Qué se discute en el juicio? En principio, hay dos grandes temas a dilucidar en el juicio: la primera cuestión es si las vacunas provocaron todos esos casos. Hay que recordar que la enfermedad se puede dar sin que medie la vacuna, por lo que los abogados de AstraZeneca han insistido reiteradamente en que no se puede adjudicar a la vacuna todos los problemas que sucedieran después de su aplicación sin un peritaje exhaustivo.

La segunda cuestión a determinar es si la farmacéutica debe de indemnizar a los afectados. Para ello, según parece, los abogados tendrán que demostrar que el balance riesgos/beneficios no era el que aseguraba la empresa. No es algo fácil y, precisamente por ello, la demanda ha tardado tres años en admitirse.

Sea como sea, se trata de una cuestión con derivadas técnicas, jurídicas y de imagen: pero no financieras. En ningún caso, AstraZeneca pagará las indemnizaciones. Allá en 2020 y para "compensar" el riesgo derivado de poner la vacuna en circulación, el Gobierno inglés (como muchos otros) llegó un acuerdo con la empresa por el que asumiría todo los costos derivados de acciones judiciales.

Imagen | Mika Baumeister

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